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junio 24, 2012

LA ENGAÑIFA DE LA MONARQUÍA COMO INSTITUCIÓN

LA ENGAÑIFA DE LA MONARQUÍA COMO INSTITUCIÓN –
La no ejemplar dinastía Borbón en España

Algo para mí ininteligible.

Se estableció la monarquía parlamentaria (artículo 1 de la Constitución) y la garantizan las Fuerzas Armadas (artículo 8), cuyo mando supremo corresponde al rey (artículo 62). La persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad (artículo 56). La impunidad del rey va más allá de la impunidad penal: supone que no se le investigue, que ni siquiera se hable de sus actividades irregulares o que presuntamente estén fuera de la ley, que no tenga que sentarse en procesos judiciales ni siquiera de testigo. Si la voluntad popular se expresara en contra de esto, entonces los tres ejércitos, con el rey al frente, se encargarán de decidir con las armas y la Constitución en la mano cuál es el orden legal.

Esto último me parece contradictorio, pues todo pleito de esta índole se ha dirimido a lo largo de la Historia mediante leyes o mediante manu militari,o lo que es lo mismo a través de la fuerza de la razón o a través de la razón de la fuerza, que no siempre hace triunfar a la razón, ¡cuántas iniquidades  y arbitrariedades se impusieron por las armas! Debido a su inmunidad penal, parece que nadie se ha atrevido a publicar algo con un mínimo de objetividad por temor a caer en el temido “injurias al rey”, salvo los autores de estos libros, leemos en una presentación de ellos. Se trata de  “EL negocio de la libertad”, de Jesús Cacho, publicado en el año 2000, y de “El último Borbón”, de Amadeo Martínez Inglés, aparecido en 2008. Con revelaciones más o menos condenables van surgiendo publicaciones, y desde luego no faltan las de carácter laudatorio, que éstas son las que gustan, las bienvenidas, a la Casa del Rey.

Aunque no tan valientes, no dejan de descubrir bastante de la familia real –padres, hijos y yernos, no llegó a ver la impropia boda de del príncipe- los libros de Juan Balansó, escritor barcelonés especializado en la historia de las dinastías reales europeas, publicados en su mayor parte en la década de los 90. Falleció en Madrid el 28 de junio de 2003. Como botón de muestra del silencio que ha venido imponiendo la familia real, paso a trasplantar unas líneas de “Los diamantes de la Corona”:

La segunda mujer importante en la vida del Príncipe de Asturias es Giselle Howaard, alias Gigi. En un principio, se creyó que esta norteamericana de Georgia no pasaba de ser más que un entretenimiento de Su Alteza, al ser sorprendidos ambos por un periodista español, Carlos Hugo Arriazo retozando en la paradisíaca isla caribeña de Saint-Martín. Sólo la revista española Pronto se atrevió a publicar algunas fotografías que demostraban una relación fuerte de la pareja. […] Prosiguió más tarde el intrépido Arriazo su investigación en Nueva York y llegó a ser encarcelado, tras complejas peripecias que el mismo relata en su impresionante testimonio periodístico como es su libro Un caso real. […] Un alegado del Cesid, amigo del padre del periodista encarcelado, llegó a confiarle que en la dramática resolución habían intervenido los Servicios de Seguridad, concretamente alguien del entorno de doña Sofía, “que no permite, ni perdona, que alguien se entremeta en la vida privada de su hijo”.
No dejó de surgir queja a tal injusticia, mas no se libró de pasar varios meses en prisión.

Luego pudo volver a España en libertad condicional. Cuando se conocieron los requisitos que condicionaban su libertad, quedaron palmariamente demostradas –según sus abogados- las fundamentadas sospechas que se tenían sobre la implicación de la Casa Real en el castigo del osado periodista. En efecto, el segundo requisito para acceder a la liberación del enclaustrado, rezaba así: “El excarcelado no podrá tener contacto con la Familia Real española durante el periodo de libertad condicional (un año)”.

Veamos la protesta emitida desde los micrófonos de COPE por Antonio Herrero:

Informar de que el Príncipe se va de juerga a las Antillas en lugar de estar en Washington estudiando es hacer periodismo. Los personajes públicos tienen que apechugar con el hecho de ser noticia. La prensa española no reacciona porque hay miedo a que los Reyes se puedan enfadar. Estamos cogiendo una muy mala costumbre con la Casa Real, a lo mejor como herencia de los cuarenta años de dictadura. Denuncio la cobardía de la prensa y la falta de gallardía”.

El subrayado es mío. Aún prevalecería tal temor de la prensa hasta que en plena etapa angustiosa de la crisis económica que atravesamos saltó a la palestra que la corrupción se halla también en la familia real. Ésta, que entonces no se atrevió a repetir con Herrero en España lo que había hecho con Hugo Arriazu en EE.UU., ha tenido que deponer todo espíritu dictatorial, una monarquía constitucional no es una dictadura. Han de percatarse, además, lo he dicho más de una vez y lo repetiré ahora con Balansó en esta página suya que en parte he transcrito, que “los príncipes de una monarquía reinante son personajes públicos y los ciudadanos tienen todo derecho a saber lo que hacen y cómo se comportan, puesto que viven del erario público”. Ello dice Balansó que “los americanos no podían comprender”.

Realmente, efectivamente, no puede concebirse honesta y democráticamente. Nequaquam, de ningún modo. Una cosa es que el rey sea inmune ante la ley e impune, por consiguiente, caso de incurrir en faltas y delitos, y otra que se vede su vida y conducta, que se imponga a la ciudadanía absoluta falta de información, total desconocimiento. No hay que tomar el rábano por las hojas. Ya es bastante que el rey se encuentre por encima del bien y del mal, que los más desiguales de todos los españoles son los reyes. Al artículo 14 de la Constitución, asegurando que los españoles somos iguales ante la ley, debió añadirse: “a excepción del rey”. Y apuntar también a qué obedece dicha discriminación, ya que dicho artículo añade: “sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Pues no puede ser más que la personal.

Por si ello fuera pequeño privilegio, y el hecho de que, absurdamente, haya quien pretenda extenderlo a la familia real, qué decir de que en gran medida se haya transgredido el artículo 20 del mencionado texto respecto a la libertad de expresión, conforme ya he expuesto. Ha sido la monarquía española la única de la que no se ha podido hablar de sus miembros, informar, comentar, digamos, hasta ser descubierto como uno de los mayores corruptos el yerno del rey. Tal circunstancia de imposición, de estar sometidos a oír, ver y callar, es estaba también en pugna con el artículo 19 de los Derechos del Hombre: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas sin limitación de fronteras por cualquier medio de información.

He de hacer constar que no es mi intención primigenia, ni lo es en modo alguno, atacar el honor de nadie, sino que pretendo tan sólo hacer uso de la libertad de expresión y de información, conforme derecho de la sociedad a una información veraz. No es, en modo alguno, que pretenda mentir con idea de denigrar –si se denigra el otro, yo sí puedo decirlo-, yo respeto a priori el honor, la dignidad, de toda persona, detesto la injuria, tanto más cuando ésta encierra mentira, es decir, contiene calumnia. Nada expongo que no vaya respaldado por la verdad, propiedad que debe guardar la libertad de expresión y derecho a la información. Sabido es que veritas –Terencio dixit- odium parit, la verdad engendra odio. (Tampoco ha de tratarse de no observar las conveniencias sociales). Escribí siempre para el público partiendo de estas dos premisas: Exponer la verdad y con todo respeto, pero exponerla, que como dice uno de los aforismos morales de Séneca –que ya cité en otro escrito-, nunca es demasía publicar lo que es necesario que se sepa. Siempre publiqué para informar, nunca para injuriar.

¿Qué todos somos iguales ante la ley? Sí, es privativo para la Justicia, y no sólo lo dice la vigente Constitución, también escuetamente proclama igualdad ante la ley el artículo 20 de la Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea, el cual dice:  Todas las personas son iguales ante la ley. Coincidiendo con nuestra Carta Magna, de algunos otros derechos, tal como, en su artículo 11, de Libertad de expresión y de información. 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o de comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber injerencia de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.  / 2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

No existe oficialmente una censura de libros, prensa –escrita y oral- y espectáculos, entonces no soy consciente –como la Pantoja y la infanta en cuestión- de la dificultad, cuando no imposibilidad, que han tenido algunas obras para su publicación, sobre todo en Madrid, ya menos en comunidades distantes. Asimismo, las que consiguieron publicación, para su distribución en la Villa y Corte. Gracias a Internet se hallan en la red, pueden leerse en pdf, por ejemplo, “Un rey golpe a golpe”, de Patricia Sverlo (seudónimo), y otros libros digitales. Asimismo el ya citado “Juan Carlos I el último Borbón (las mentiras de la monarquía española)”, de Amadeo Martínez Inglés, editorial Styria. “Una monarquía protegida por la censura”, de Iñaki Anasagasti. Editorial Akal. 2009.      
Cuando en noviembre del año pasado surgió el “Caso Urdangarín”, emitió que no le sorprendió, que él ya avisó de tales prácticas en su libro –el citado-, dada “la impunidad de que siempre ha gozado la Casa Real, consentida por PP y PSOE contra quienes, como yo, advirtieron que sin someterla a escrutinio público “esto se desmadra”.

Efectivamente, y de manera inverosímil. Oí siempre, es lo que se viene comentando por quienes tratan de que haya sucesión y algunos desde ahora, que el Príncipe de Asturias estaba libre de pecado, sorprendiéndome navegando por Internet que no puede tirar la primera piedra por cuanto el “Caso Urdangarín” se extiende también a él. Podemos leer: Se está mazando a Urdangarín pero parece ser que toda la casa real tiene las manos sucias. Ahora comienza con Felipe, Cristina ya las tiene con su marido, y el Rey por encubrirlo todo más de 5 años. Resulta que la Fundación Príncipe de Gerona puede estar vinculada a la trama Urgandarín al hacerle las empresas vinculadas a la misma grande donaciones. ¡Caramba con el heredero de la Corona, vaya perspectiva, y máxime si como al padre se le deja vía libre! Absit, ¡Dios nos libre! de que Juan Carlos I no sea el último Borbón. Disgustó el príncipe Felipe con Letizia para reina, y… ahora no es ajeno a lo que se les acusa, ¡él también! Y sin reforma en la Constitución, y con las misma prerrogativas de su progenitor. ¡Pues apaga y vámonos! 

El rey dice que su hijo es el príncipe mejor preparado; bueno, ¿quién alaba a la novia? Muy bien por su pasión de padre, pero no hay que exagerar, ni, por otra parte, reinar es hacer oposición a cátedra, requerir méritos para académico, obtener el Premio Nobel, ser una figura en el Arte, las Ciencias o las Letras. A don Juan Carlos se le reprocha que no ha leído un libro en su vida; los intelectuales de la época de su abuelo, Alfonso XIII, también señalaban su falta de cultura, no había simpatía entre ellos y el monarca, y viceversa, éste optaba por las armas, les hacía practicar la instrucción militar hasta a las niñas de la familia, era su hobby. De su esposa se ha escrito que tras ser destronados, el único libro que tenía a su alcance era una novela de Pedro Matas. Se dio mucho bombo cuando en los preliminares de la boda Letizia regaló al príncipe, como libro excepcional, El doncel de don Enrique el Doliente, de Mariano José de Larra, novela romántica de la época del citado rey medieval, a estudiar desde el bachiller, yo la leí por primera vez entonces. Andando los años escribí algún que otro artículo sobre Larra y su época, ya tocante la literatura, ya tocante la historia propiamente dicha.

Pero como todo es vanidad e imprimir importancia a lo corriente, adular tratándose de reyes y de príncipes, no falta quien se hace eco por las buenas, sin entrar en análisis alguno, de las excelencias de ellos. He aquí, empero, cómo enjuicia Juan Balansó las carreras militares –hizo la de tierra, aire y marina- del príncipe. En “Los diamantes de la Corona” escribe:

La singularidad de la carrera militar de don Felipe de Borbón era motivo de comentarios sin rebozo en los medios castrenses. Echaban sus cálculos. Cadete en octubre de 1985, sería oficial en 1986. Luego haría un solo curso en la Escuela Naval de Marín –incluyendo un viaje en el viejo buque-escuela Juan Sebastián Elcano- y después otro año de curso en la Escuela de Aviación de San Javier. Finalmente obtendría los diplomas de teniente de los tres Ejércitos.
Inserta el parecer que publicó la revista “El Cocodrilo:
La frase que se escucha por doquier aplicada al cadete de moda, “un cadete más”, ofensiva, en nada favorece al futuro rey ni a la profesión militar, sería profesión de la que en pocos meses don Felipe va a recibir tan sólo muy ligero baño. Desgarra los oídos su adjudicación a un chaval que, sea cual fuere su cuna, y sin preparación ni examen, ingresa por las buenas en la Academia. […] Se trata de un extraño cadete más que no ha dormido en plan campamento en el viejo cuartel, ni en las naves, […] La vivienda que le fue dada está en la parte nueva de la Academia, donde todos tienen habitaciones individuales –él tiene dos- debidamente acondicionadas, con cuarto de baño propio, teléfono y televisión. Ese cadete más, pasó los fines de semana en una suite del Gran Hotel de Zaragoza. Como un cadete más, juró bandera al mes escaso de su ingreso, con lo que terminó su primer curso, pasando al segundo sin haber tenido ni idea de los estudios militares del primero. Casi como pretender el doctorado sin aprobar la licenciatura.

Está claro que en todo son “un estudiante más”, a diferencia de mejor curriculum académico. Ja, ja, ja. Luego se compensa la cosa con una tradición de halagos, “una continua propaganda oficial arropa a Sus Majestades y Altezas”. Habla Balansó de la contrapartida cuando son derrocados. “Desconocía la existencia de tanto pelota palaciego en el periodismo y la cultura, como los que hemos visto atropellarse a las puertas del palacio real para festejar el cumpleaños del Príncipe de Asturias”, escribía Pablo Sebastián en El Mundo, 1-2-1998. Este culto, tan idólatra, se ha derrumbado en noviembre de 2011.

Bueno, el papel de príncipe o el papel de rey no es ejercer una carrera ni a nivel de profesional de serie. ¿Leer? Es imprescindible para toda rama del saber humano, principalmente las Letras, y nunca se lee lo bastante como considera Marcelino Menéndez Pelayo; ahora bien, en absoluto es necesario para el ejercicio de ambos cargos, tanto es así que a lo largo de la Historia no ha faltado el rey analfabeto integral.

¿Utilidad de la monarquía? Ninguna. Léase el libro La monarquía inútil, de Enrique de Diego, editado a principios del año pasado. Con más valor, incluso, hubiera escrito de publicarse a partir de noviembre del mismo en que se derrumbó el muro existente tras el que se protegía de toda crítica la familia real, caída que en gran parte fue motivada por transcender a la ciudadanía que la corrupción había calado en ella: judicialmente se descubrió el affaire del yerno del rey. Ya venía dando que hablar el rápido y gran enriquecimiento del matrimonio Urdangarín-Borbón y su marcha a Washington.

MANUEL LÓPEZ PERALTA          

                    

       

           
          





                   

                 

           



  

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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Urdangarin hizo lo que estaban haciendo toda la familia, como el PSOE denuncio al PP de Matas en Baleares salio el Caso Palma Arena y como por el hilo se saca el ovillo fueron tirando y salio el caso Noos. De inmediato Casa real puso un cortafuegos con el Jefe de Casa Real echando a los pies de los caballos a Urdagarin con la impagable ayuda del Rey, todo sea para que al Rey y a Felipe no les salpique nada y que Urdangarin trague con los marrones propios si los tiene y con los marrones de su familia politica, a poder ser, para que los españoles veamos que la Casa Real es tan honesta y clara que cuando tiene una manzana podrida la tira a la basura y a seguir viviendo del cuento. Lo de Urdangarin es poco comparado con lo que ha venido haciendo el Rey y lo que va haciendo Felipe con las fundaciones, una de ellas la tiene con sede en su propia casa, la diferencia entre el Rey y Felipe con Urdangarin es que mientras el Rey y Felipe viven del dinero publico, Urdangarin vive del dinero que gana,lo haga bien o mal siempre ha vivido del dinero que gana por su cuenta. El Rey y Felipe son los principales cargos politicos-funcionarios publicos del pais y los españoles les pagamos miles de millones de euros para que vivan como reyes, Urdangarin nunca ha tenido asignacion de dinero publico para vivir.
El padre , el hijo han cobrado, recibido o les han "regalado " dinero publico a pesar de estar cobrando anualmente una millonaria asignacion , mas lo que cargan a distintas administraciones publicas tambien reciben regalos en especies que luego nos obligan a mantener porque los ponen a nombre de Patrimonio Nacional pero solo lo disfrutan ellos , la diferencia de situacion por sus cargos de los dos primeros con Urdangarin supone un abismo, Urdangarin es un ciudadano normal yerno del Rey que nunca ha vivido del dinero publico. Los dos primeros son autenticos escandalos lo qauehacen , para no hablar de Corinas y elefantes, pero esto es otro asunto a comentar.

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